domingo, 24 de agosto de 2008

Leído en el sepelio del Capitan de Navío (SR) Críspulo Cáceres por un oficial de la Armada paraguaya, el 23 de agosto de 2008, como parte de una recordación sobre su carrera:

Consulado general del Paraguay ROTTERDAM (Holanda), noviembre 27 de 1972


Señor
COMANDANTE DE LA ARMADA NACIONAL,
VICEALMIRANTE.
DON HUGO GONZÁLEZ
Asunción.-

Señor Comandante:
Tengo el agrado de dirigirle la presente con el objeto de expresarle mis sinceras felicitaciones y natural orgullo de paraguayo, por el valiente y abnegado comportamiento del Señor Capitán de Navío y Comandante del buque nacional “Guaraní” Don Críspulo Cáceres E., juntamente con sus oficiales y tripulación, en ocasión de su arribo al puerto de Rotterdam en fecha 12/14 del corriente mes, bajo una tormenta de 160 Km por hora.
El caso es, Señor Comandante, que nuestro querido “Guaraní”, modesto en su tonelaje, supo, gracias a la pericia y decisión de su Comandante y tripulación, llegar a puerto por sus propao medios, mientras que otros barcos - chinos, griegos, turcos – hasta más de diez mil toneladas fueron, valga la expresión, barridos y encallados en las costas de Holanda..-
Dos días, Señor Comandante, duró la lucha de nuestros bravos marinos, en mar abierto, anclado, defendiéndose con serenidad y espíritu de sacrificio para llegar a puerto con la satisfacción del deber cumplido, y es ahí, donde se refleja el espíritu de la Unidad a la que pertenecen.
No es la primera vez que el Capitán de Navío Sr. Cáceres E. y la tripulación del “Guaraní” reciben la admiración de viejos marinos y autoridades del puerto de esta ciudad a las que me uno para repetirle mis sinceras felicitaciones por estos jóvenes marinos que bien pueden servir de ejemplo y orgullo de esa Gran Unidad que Ud. tan dignamente comanda.-
Sr. Comandante, salúdole muy efusivamente,

Rodolfo Ocampos
Cónsul general

miércoles, 13 de agosto de 2008

Nus Uzt, el guerrero sabio

Nus Uzt, el guerrero sabio

Si la coyuntura amenaza transformarse en derrota, descoyunta la transformación y derrota a la amenaza.

Si el enemigo te ataca por sorpresa y te derrota, actúa como si ya lo hubieras sabido.
Si tu adversario te espera en terreno alto, usa la madera de tus escaleras para hacer balsas y huir.
Cuando no sepas cuántos te atacan, hazles creer que no lo sabes. Supondrán que es una trampa y que sí sabes, y se retirarán a buscar refuerzos.
Si ves que los soldados enemigos se mantienen aseados, es que son unos coquetos. Ataca sus suministros de jabón.
Si al enemigo le gusta pelear en la lluvia, espera a que se desate una y huye.
Si las armas de tu adversario son mejores que las tuyas, cómpraselas.
Nunca trates de atacar por sorpresa. Eso sorprenderá a tu adversario.
Cuando desees abandonar el campo, haz creer que eres cobarde.
Si los víveres de tu adversario caen en tus manos, véndeselo de vuelta con sobreprecio.
En los desfiladeros abstente de hacer desfiles.
Haz al pantano tu aliado, pero si puedes, vete a una playa.
Estudia los caminos, pues en cualquier momento querrás volver a tu casa.
Si un subordinado te traiciona, demuéstrale que confías en el y asciéndelo.
Si tu posición es ventajosa, sácale ventaja. Si es desventajosa, ponle desventaja.
Si tu adversario no sabe pelear de noche, aprovecha para dormir.
En caso de que abstengas, duda.
Huye hoy en caso de que mañana no puedas hacerlo.
Si tu soberano está lejos, no te confíes en tu buena suerte. Puede haber escasez de rinocerontes.
Identifica al general más valioso de tu adversario y haz como si le tuvieras muchísimo miedo. Eso generará envidia en su campo y lo degradarán.
El ejército marcha sobre su estómago.
Reserva tus flechas, más tarde pueden servirte para jugar palitos chinos.
La información es poder, cómprate un periódico.
Si tu enemigo piensa que vas a huir el día de la batalla, decepciónalo y huye una semana antes.
Mantén afilada tu espada, nunca sabes cuán duro podría estar el asado al que te invitan.
Para que tu adversario quede sin recursos, indúcelo a que construya sus fortificaciones por adjudicación directa.
Si te atacan con caballería pesada, suéltales unas cuantas yeguas en celo.
De día entrénate en velocidad, de noche estudia las rutas de escape.
Si te bombardean a la noche, refúgiate y trata de dormir. Si todavía estas vivo al otro día, sabrás que no has muerto.
Si te atacan con tácticas de guerrilla, viste a tu ejército como lo hacen los guerrilleros y haz que tus hombres se comporten igual que ellos. Los guerrilleros finalmente no sabrán cómo ni a quién atacar.
Si construyes un puente para que cruce tu ejército, cobra peaje.
Si tu contrario intenta romper tu centro, amenázalo con demandarlo ante los tribunales.
Si quieres acercarte por la retaguardia, controla que el enemigo no haya almorzado porotos.
Cuida tus cañones, puede que tengas que cambiarlos por mantequilla.
Cuando el enemigo golpea, procura no estar allí.
Si no puedes vencerlos, trata de ponerte a su mando.
Si con una daga haz de enfrentar a un sable, ponte creativo y ata la daga en el extremo de un palo de escoba.
Pelea lo menos que puedas. Es malo para la salud.
A veces la táctica del aveztruz funciona.
Un día el enemigo puede huir, y sin embargo al otro día atacar con gran fuerza.
Si tu enemigo demuestra ser cuerdo, procura un trato con él. Pero no te olvides de cuidarte de tus aliados que demuetren ser locos.
Enseña a tus soldados a ganar sin pelear. A Convencer sin vencer.
Si tus espias te confirman que se viene una gran fuerza a saquearte. Adelántate y envíales magníficos regalos y vendedores con ofertas de descuento. Muéstrales todos los secretos de la producción de riquezas. Tambien, invierte en grandes empresas en el país de donde viene el intento. Envía asesores militares para que enseñen y aprendan.
No construyas el techo de tu castillo de vidrio, aunque te lo sugiera tu decorador.
Rodea tu fortaleza de una fosa con agua. Suelta allí un cardúmen de pirañas, pero asegúrate que sean amistosas contigo.
Guarda bien la llave de tu bodega de vinos.